Profe: 10 trucos para enamorar a sus alumnos
El
artículo de hoy es uno de esos artículos que se basan más en la experiencia
personal que en la teoría. Son pequeñas actuaciones que voy llevando a cabo
durante estos últimos años y quiero pensar que con cierto éxito. Los trucos de
los que os quiero hablar hoy se caracterizan principalmente por su sencillez,
ya que todos somos capaces de llevarlos a cabo en nuestras sesiones lectivas.
6. Di o haz algo inusual. No no te estoy pidiendo que hagas el payaso en clase. Para nada. De lo que se trata es de llevar a cabo algunas actuaciones que se salen de lo normal en una clase lectiva. Puede ser un gesto, un movimiento, cantar una canción, recitar un poema, cambiar el tono de voz, andar de puntillas hacia un alumno que está medio dormido…. Estas extravagancias tienen un poder tremendamente efectivo, porque descolocan al alumno y al mismo tiempo consigues arrancarle una sonrisa de complicidad. Haz de la sorpresa una de tus mejores armas para enamorar a tus alumnos.
7. Intercambia los papeles. Muchos de vosotros sabéis el poder de atracción que tiene la
silla del profesor en el aula. Cuántas veces habremos entrado en el aula y nos habremos encontrado con que hay un alumno sentado en la silla del profesor. Pues bien, a lo largo de la sesión lectiva puede ser un excelente recurso para enamorar a tus alumnos el intercambiarse los papeles. En mi caso me gusta hacerlo cuando estamos repasando algunos conceptos de una Unidad Didáctica. Lo que hago es sentarme en la silla de alumno y el alumno en la mía. Lo cierto es que se produce una situación que a los alumnos siempre les choca y os aseguro que, bien gestionada, hace que se produzca un momento de distensión en el aula.
Como podéis ver, estos trucos o consejos tienen una muy fácil realización dentro de un aula y son aplicables a todas las edades. En muchas ocasiones no somos conscientes de que las grandes clases se nutren de estas pequeñas actuaciones. Debemos reflexionar sobre cuál es nuestro papel en el aula y qué hacemos para capar la atención, para enseñar a nuestros alumnos, para seducirles con nuestras palabras y nuestros gestos, para, en definitiva, enamorarles. Esforcémonos entonces en ganarnos a nuestros alumnos, para que este enamoramiento les propicie una mejor predisposición en sus procesos de enseñanza-aprendizaje.
En
la actualidad, hay un término inglés que se ha popularizado enormemente en
distintos campos y disciplinas, también en la Educación. Se trata de la palabra
engagement. Un
término, por otra parte, de no muy fácil definición pero que viene a definir un
tipo de relación personal basado en la fidelización, en el compromiso y en la
motivación. En mi caso prefiero un término que creo que nos es mucho más
cercano a todos. Este término no es otro que enamorar.
¿Qué trucos podemos utilizar
para enamorar a nuestros alumnos?
Vaya
por delante que la intención de este artículo no es hacer que nuestros alumnos
acaben rendidos a nuestros encantos. Nada más lejos de eso. A lo que me refiero
con la palabra enamorar, es conseguir conectar con los alumnos, que se alegren
de vernos, que esperen con ilusión la clase que les vamos a impartir, que sean
capaces de ver en nosotros a un modelo, a alguien cercano. Esto para mí es lo
que entiendo por enamorar a los alumnos y estos son algunos de los trucos que
creo te pueden funcionar:
1.
Entra sonriendo.
No digo nada nuevo al afirmar la importancia del lenguaje no verbal a la hora
de comunicarse. Personalmente, la entrada en el aula es un momento al que le
concedo muchísima importancia, porque en cierta manera puedes adivinar cómo se
desarrollará la sesión lectiva. En mi caso siempre intento entrar con una
sonrisa. Y entro con una sonrisa porque sé que es contagiosa, porque siempre
habrá algún alumno que te devolverá en algún momento esta sonrisa. Con este
alumno habrás conseguido conectar muy probablemente hasta el final de la clase.
No entiendo el empeño de muchos docentes en entrar con el semblante serio o
proyectando cierto enfado. No tengo muy claro que el semblante serio implique
mayor control del aula y mayor disciplina. En mi caso, al menos, prefiero
enseñar desde la sonrisa. Tiempo habrá si acaso de ponerse serios durante la
sesión lectiva.
2.
Cuenta una anécdota.
No hay mejor forma de conectar con un alumno que contando una anécdota. Una
anécdota que puede ser nuestra o de otra persona. Las anécdotas, como las
historias, tienen un enorme poder de seducción para los alumnos. Debemos ser
capaces de poder usar estas anécdotas de una forma inteligente, ir
dosificándolas a lo largo de una clase. Son una excelente forma de captar la
atención, de disminuir conductas disruptivas, de encandilar a tus alumnos. Se
puede y se debe enseñar contando historias, contando anécdotas. Y tan
importante es contarlas como que nuestros alumnos también puedan hacerlo.
3.
Finaliza la clase con un vídeo.
Este truco no falla nunca. Ya me he referido en otros artículos a la
importancia de diversificar los distintos materiales de que disponemos.
Aquellos que contamos en clases con equipos de audio y pantallas digitales o
proyectores, conexión a internet, debemos aprovecharnos al máximo de estos
recursos. Poniendo un vídeo al final de la sesión es una excelente forma de
decirles a tus alumnos que han hecho un buen trabajo durante la sesión, que
estás satisfecho y agradecido por ello, y que quieres recompensar este esfuerzo
con un tipo de material que permite la distensión y la relajación. Es un
momento para disfrutar con ellos. Yo os recomiendo que sean vídeos que no
superen los cinco minutos y que, en la medida de lo posible, guarden relación
con el currículo de la Unidad Didáctica que estés impartiendo. También hay que
tener muy en cuenta un canal como el de Youtube, muy popular entre los alumnos.
4.
Aprende de tus alumnos.
No hay mejor manera de enamorar que hacerles ver a tus alumnos que ese día
ellos te han enseñado algo. Se trata de un truco muy sencillo, ya que puedes
aprovechar las asignaturas que hayan tenido ese mismo día. La propia pizarra
tradicional te dará un montón de pistas. Hazte el curioso, y deja que ellos te
enseñen algo que saben, algo que para ellos tiene cierto valor y escúchales con
atención, de forma activa, asintiendo con la cabeza. Hazles sentir importantes,
hazles sentir que ellos también tienen algo que decirte.
5.
Da o presta algo que sea tuyo.
En el maletín de un docente hay algunas cosas que nunca pueden faltar. Los
pañuelos de papel son una de esas cosas. A los alumnos les encanta que les
demos o prestemos algo. La acción de coger el maletín y sacar algo de dentro y
dárselo al alumno es visto por muchos de ellos como algo muy a valorar. He
hablado de pañuelos de papel, pero también puede ser material escolar. En este
caso hazles ver que se lo prestas indicándoles que para ti es algo importante,
que deben responsabilizarse de este material prestado. En ese momento estarás
creando un vínculo entre tú y el alumno, y podrás aprovechar para hablar con él
cuando te lo devuelva.
6. Di o haz algo inusual. No no te estoy pidiendo que hagas el payaso en clase. Para nada. De lo que se trata es de llevar a cabo algunas actuaciones que se salen de lo normal en una clase lectiva. Puede ser un gesto, un movimiento, cantar una canción, recitar un poema, cambiar el tono de voz, andar de puntillas hacia un alumno que está medio dormido…. Estas extravagancias tienen un poder tremendamente efectivo, porque descolocan al alumno y al mismo tiempo consigues arrancarle una sonrisa de complicidad. Haz de la sorpresa una de tus mejores armas para enamorar a tus alumnos.
7. Intercambia los papeles. Muchos de vosotros sabéis el poder de atracción que tiene la
silla del profesor en el aula. Cuántas veces habremos entrado en el aula y nos habremos encontrado con que hay un alumno sentado en la silla del profesor. Pues bien, a lo largo de la sesión lectiva puede ser un excelente recurso para enamorar a tus alumnos el intercambiarse los papeles. En mi caso me gusta hacerlo cuando estamos repasando algunos conceptos de una Unidad Didáctica. Lo que hago es sentarme en la silla de alumno y el alumno en la mía. Lo cierto es que se produce una situación que a los alumnos siempre les choca y os aseguro que, bien gestionada, hace que se produzca un momento de distensión en el aula.
8.
Convierte a un alumno en protagonista. No hay nada que nos guste más que
sentirnos especiales. Pensad si no en vuestros aniversarios. Creo que no existe mejor manera de conectar con las personas que haciéndoles ver lo importantes que son para ti. Pues bien, os recomiendo que proyectéis esta idea en vuestros alumnos, que hagáis sentirlos especiales, que potenciéis sus cualidades y sus virtudes. Si así lo hacéis, lograréis establecer un vínculo que os beneficiará enormemente, porque la respuesta que tendrá ese alumno será de gratitud. Y la gratitud es una muy buena compañera para enseñar y para aprender.
sentirnos especiales. Pensad si no en vuestros aniversarios. Creo que no existe mejor manera de conectar con las personas que haciéndoles ver lo importantes que son para ti. Pues bien, os recomiendo que proyectéis esta idea en vuestros alumnos, que hagáis sentirlos especiales, que potenciéis sus cualidades y sus virtudes. Si así lo hacéis, lograréis establecer un vínculo que os beneficiará enormemente, porque la respuesta que tendrá ese alumno será de gratitud. Y la gratitud es una muy buena compañera para enseñar y para aprender.
9.
Crea expectativas.
Tenemos que ser capaces de vender nuestro producto. Y hacerlo de la mejor
manera posible. En el mundo del marketing el mejor producto es aquel que mejor
se vende, independientemente de si es mejor o peor. Así que nosotros debemos
vender aquello que enseñamos mediante la creación de expectativas. La creación
de expectativas son muy útiles al inicio de una sesión lectiva. Una vez entréis
en el aula, lo primero que debéis hacer es dar a conocer vuestro producto, lo
que enseñaréis. Y hacerles ver que será algo único, especial, diferente,
maravilloso, increíble. Estas expectativas serán recogidas por vuestros alumnos
y os aseguro que la predisposición para su aprendizaje será mucho mayor.
10.
Bromea. En otros
artículo he afirmado que se puede y se debe aprender jugando. Pues bien, en
este artículo también quiero pensar que se puede y se debe aprender bromeando.
Porque cuando bromeamos estamos enseñando a nuestros alumnos que nos podemos
reír con la gente y no de la gente. Una broma dicha a tiempo es un arma
tremendamente poderosa para establecer un vínculo emocional con tus alumnos.
Favorece el lenguaje figurado, rebaja la tensión, crea distensión, sirve para
establecer transiciones entre las diversas actuaciones en el aula.
Como podéis ver, estos trucos o consejos tienen una muy fácil realización dentro de un aula y son aplicables a todas las edades. En muchas ocasiones no somos conscientes de que las grandes clases se nutren de estas pequeñas actuaciones. Debemos reflexionar sobre cuál es nuestro papel en el aula y qué hacemos para capar la atención, para enseñar a nuestros alumnos, para seducirles con nuestras palabras y nuestros gestos, para, en definitiva, enamorarles. Esforcémonos entonces en ganarnos a nuestros alumnos, para que este enamoramiento les propicie una mejor predisposición en sus procesos de enseñanza-aprendizaje.
Ya
que el artículo trata de cómo enamorar, me permitiréis que acabe la entrada con
una célebre cita de Gesualdo Bufalino que reza sí:
Enamorarse
es un lujo, quien no puede permitírselo, finge.
Con la colaboración de: